La presidenta 2022-2023 Jennifer Jones anhela hacer avanzar la narrativa de Rotary
Jennifer Jones, la primera presidenta mujer de Rotary International, es la lideresa perfecta para correr la voz sobre las obras de bien que realiza Rotary en todo el mundo e inspirar a sus socios a continuar haciéndolo.
El pasado mes de febrero, en un seminario de capacitación para presidentes electos de club celebrado en un hotel situado en el área metropolitana de Dallas, maceros con chalecos amarillos y sombreros Stetson dirigen a los participantes, agrupados por distrito, a una pequeña sala para fotografiarse con Jennifer Jones, presidenta de Rotary International 2022-2023. A medida que los grupos van entrando, los líderes de los clubes rodean a Jones, y la sala se convierte en un torbellino de apretones de manos, choques de puños, abrazos y algún que otro chillido. En cada foto, los rotarios ataviados con sombreros Stetson (apodados «Rangers») imparten indicaciones sobre quién debe colocarse en cada lugar, y luego Jones, que está sentada en el centro de la primera fila, se levanta, se da la vuelta y anima al público. «¿No es el suyo el mejor distrito?», pregunta. Luego, desafía a los socios de un distrito a bailar, marcando el ritmo en la alfombra del hotel. Otro, bromea diciendo, es el distrito más guapo. Y luego está el distrito «fiestero», y sus socios muestran su acuerdo de manera estruendosa.
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Los grupos van abandonando la sala. No son pocos los que se quedan para hacerse selfis con Jones y su marido, Nick Krayacich. Una joven, vestida de azul cobalto, grita «¡Felicitaciones y gracias por ser una líder para las mujeres en Rotary!» Más vítores. Ella y Jones chocan los puños para despedirse.
«Ella es simplemente increíble. Es una estrella de rock», dice Rhonda Walls Kerby, exgobernadora del Distrito 5890, quien estuvo observando la escena.
Al terminar la sesión de fotos, Jones firma varios cascos de coleccionista de Star Wars que se subastarán en una próxima conferencia de distrito en Houston. Ella se pone uno. Los teléfonos de los rotarios que aún están en la sala se disparan al unísono para captar el momento.
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«Ella hace que todos se sientan especiales. Es por eso por lo que todos se sienten como si fueran los mejores amigos de Jen», explica Eric Liu. Liu conoció a Jones en la Asamblea Internacional 2016, cuando él era gobernador de distrito entrante y ella la vicepresidenta entrante de RI, y congeniaron.
Esta opinión de Liu es uno de los comentarios más comunes que se escucharon durante el fin de semana de viaje con Jones. Una y otra vez, la gente menciona que tiene facilidad para relacionarse con la gente, que durante años todo el mundo «sabía» que sería la primera mujer presidenta de Rotary, que es un nuevo tipo de líder.
Y que ella es la líder que Rotary necesita en este momento.
Las risas en la sala crecen hasta convertirse en un cálido zumbido mientras Jones bromea con sus amigos. Pero ha sido un día muy largo después de un viaje agotador. El día anterior, Jones y Krayacich pasaron nueve horas en el aeropuerto debido a los retrasos provocados por las condiciones meteorológicas, después de resolver primero los problemas logísticos de su viaje a Dallas. A las 11 están en la cama, un breve respiro antes de reanudar los deberes presidenciales al día siguiente.
«Ella cree en algo que es muy necesario. Estos tiempos nos llaman a luchar por la paz y la unidad, a abrazarnos a pesar de nuestras diferencias sobre la base de lo que tenemos en común».
Jones, de 55 años, nació en Windsor, Ontario, y -salvo algunos años tras graduarse de la universidad en los que trabajó en las Islas Turcas y Caicos y en Manhattan- ha vivido allí toda su vida. La mayor de tres hermanos, montó puestos de limonada para ganar dinero y donarlo a organizaciones benéficas, y recuerda haber organizado una feria en el patio de su familia a beneficio de los niños con distrofia muscular. «De pequeños, mis padres nos dieron alas para que prestáramos servicio en nuestra comunidad», afirma. Hoy, su madre, su padre, uno de sus hermanos y la esposa de este son rotarios. Su otro hermano pintó un cuadro que inspiró las corbatas y pañuelos alusivos al lema presidencial de Jones.
Tanto Jones como Krayacich son originarios de Windsor, pero se conocieron en el Caribe. Agotada tras terminar la universidad y trabajar en la redacción de una emisora de radio, Jones se tomó un tiempo libre que aprovechó para encontrar trabajo en un centro turístico del Caribe, mientras que Krayacich, médico, acababa de terminar sus prácticas en Toronto y visitó la isla para bucear. Pronto entablaron una amistad, y cuando ambos volvieron a Windsor, empezaron a salir y se casaron poco después.
En muchos sentidos, Krayacich, gobernador propuesto del distrito 6400, es lo contrario de Jones. Es más tranquilo y serio, prefiere conversaciones individuales, rasgos que se adaptan mejor a su profesión. «Sin duda, Jennifer es una fuente inagotable de energía. Ella es extrovertida y le gusta establecer conexiones», dice. «Nos complementamos muy bien».
Jones fundó su propia productora de televisión antes de cumplir los 30 años, asombrando a los gestores bancarios con su plan de negocio, negociando un contrato de arrendamiento e invirtiendo en equipos valorados en cientos de miles de dólares. «Siempre quise labrar mi propio camino», explica. «A veces eso significa asumir riesgos y abrirse a nuevas experiencias».
Y una de ellas fue Rotary. Como reportera radiofónica novata a finales de los años 80, estuvo a cargo de cubrir la información sobre la organización y recuerda haber asistido a reuniones de club en las que los socios eran casi todos hombres. «Recuerdo sentirme muy intimidada por la experiencia», dice. «Tenía poco más de 20 años. Ellos eran los líderes de la comunidad». Avancemos hasta 1996, meses después de haber puesto en marcha su negocio, Media Street Productions. El gerente del canal de cable local invitó a Jones a una reunión. Ella supo que había encontrado su lugar. «Sin duda, fue uno de los mejores regalos que he recibido», dice. «No pensé que entrar por esa puerta ese día cambiaría mi vida».
Al día siguiente, en el seminario de capacitación de Dallas, durante un almuerzo, la canción «Celebration» de Kool & the Gang suena con fuerza en los altavoces. La gente comienza a bailar, batiendo palmas y balanceándose al ritmo de la música. Entre ellos está Jones, agitando una colorida barra luminiscente sobre su cabeza. Ella baila entre las mesas, deteniéndose para tomarse un selfi aquí, dar un abrazo allá, bailando con la multitud. El grupo se alinea frente al escenario, con Jones en el centro. Cuando la canción termina, el exdirector de RI, Don Mebus, presenta a Jones, quien hace un corazón con sus manos cuando sube al escenario.
Su discurso hace que los oyentes pasen por toda una gama de emociones. Mientras habla de su presencia como testigo en una operación cardíaca pediátrica en Jordania, la sala está tan silenciosa que se podría oír caer una insignia de Socio Paul Harris. Cuando termina, la multitud se pone en pie y estalla en aplausos. Pero no hay tiempo para recrearse en el momento. Jones tiene que tomar un avión. El maestro de ceremonias pide a la multitud de entusiastas tejanos que la dejen pasar. Y con eso, parte hacia el aeropuerto, con la ayuda de un par de zapatillas de deporte púrpura que utiliza durante todo el viaje («Guardo los tacones para cuando tengo que realizar una presentación», dice). No le gusta comer antes de pronunciar un discurso, así que ahora agarra una bolsa de papas fritas y se acomoda en su asiento para descansar.
Cuatro horas más tarde, llega a Los Ángeles para participar en otro seminario de capacitación para presidentes electos. Los deberes de esta noche consisten en visitar las salas de actividades sociales para reunirse con rotarios de los distritos participantes. En una de ellas, rotarios socializan mientras beben mai tais adornados con sombrillas mientras música hawaiana emana de los altavoces. Apenas llega a la puerta Jones se ve de nuevo rodeada de rotarios deseosos de conocerla. Randy Hart, gobernador 2022-2023 del Distrito 5000, le regala una lei (guirnalda de flores tradicional de Hawái). «Solo puedo pensar en la energía que desprende», comenta un hombre que está observando. «¡Y pensar que esta es la tercera sala que visita!»
Lakecia King es una de sus simpatizantes y abraza a Jones cuando se encuentran. «Es muy cálida y genuina», dice King, presidenta entrante del Club Rotario de East Honolulu y presidenta del Comité Distrital de Diversidad, Equidad e Inclusión del Distrito 5000. Ocho semanas después de ser operada de un desgarro de menisco, King voló desde Hawái para aprovechar esta oportunidad, atraída por el compromiso de Jones con la diversidad en Rotary. «No me lo iba a perder por nada del mundo», señala King. «Ella cree en algo que es muy necesario. Estos tiempos nos llaman a luchar por la paz y la unidad, a abrazarnos a pesar de nuestras diferencias sobre la base de lo que tenemos en común».
Jones finalmente llega al fondo de la sala donde es arrastrada a participar en un baile «hula» con otras siete mujeres. Ella visita algunas salas de actividades sociales más y termina en la del Distrito 5500 (Arizona), donde conversa con un grupo de rotarios. Mientras levanta su copa para brindar antes de abandonar la sala - «¡Bueno, salud para todos!» - una mujer mayor con el pelo blanco muy recortado grita: «¡Gracias por ser la primera!». Sin perder un instante, Jones responde: «Pero no la última».
Jones y Krayacich realizaron su primer viaje de servicio internacional en 2000, poco después de que Jones se afiliara a Rotary. (Debido a conflictos de horario, Krayacich no se afilió hasta 2010, cuando se fundó un club que se reunía a la hora del desayuno a dos minutos de su casa. «Ni siquiera fue ella la que me pidió que me afiliara a Rotary», ríe). Ambos pasaron cinco semanas en el Amazonas brasileño, donde Krayacich dirigió una clínica médica y Jones produjo un video para recaudar fondos para la clínica y estableció un programa de capacitación para periodistas locales. «La experiencia de nuestra participación en un viaje de servicio internacional de Rotary me impactó profundamente», asegura. «Sabía que quería hacer más de esto: ayudar a la gente a contar sus historias, encontrar la narrativa adecuada para compartir lo que estábamos haciendo».
En el año 2001-2002, Jones presidió el Club Rotario de Windsor-Roseland. En cada reunión, ella elegía al azar a un socio y le pedía que se pusiera de pie para explicar a todos por qué era importante para el club. «Cada semana, la gente asistía para ver quién sería la próxima persona en ser elegida», comenta.
Esto le enseñó la importancia de cuidar de los socios, una de sus prioridades ahora que es presidenta de RI. «Nos divertíamos, hacíamos un buen trabajo y nos llevábamos bien», dice. «A veces tratamos de darle demasiadas vueltas a la razón por la que las personas se afilian y permanecen en un club».
En ese momento, su distrito nunca había tenido una gobernadora. Ella tenía menos de 40 años y «quería ponerse a prueba», dice. «Sabía que quería dedicar toda mi energía a Rotary. La experiencia me encantó».
Tras su mandato como gobernadora en 2007-2008, presidió la cámara de comercio local y el consejo de administración de la Universidad de Windsor. «Fue la mejor preparación para formar parte de la Directiva de Rotary», afirma. «Cada paso era una nueva etapa cubierta».
En 2009, cuando a Jones se le diagnosticó un cáncer de mama a la edad de 42 años, sus días giraron en torno a las sesiones de quimioterapia y radiación. Recibió el diagnóstico en el tercer trimestre del año, y le habían pedido que interviniera en la Asamblea Internacional, el evento de capacitación para los gobernadores de distrito entrantes, en enero de 2010. El entonces presidente electo de RI, Ray Klinginsmith, la alentó a participar si se sentía en condiciones de hacerlo. Tras consultar con su oncólogo. Ella decidió asistir. «El domingo anterior, perdí todo mi cabello», explica. «Me presenté en el evento con una peluca».
Algunos problemas técnicos interrumpieron su discurso, pero a pesar de todo, este causó un gran impacto, sobre todo en ella. «En uno de los puntos más bajos de mi vida, alguien no me olvidó», dice, con lágrimas en los ojos. «Ese era exactamente el mensaje que necesitaba en ese momento». Que yo tenía valor, que podía contribuir y participar. Él me ofreció esperanza en un momento en que piensas que la esperanza está fuera de tu alcance».
Jones se sometió a ocho rondas de quimioterapia y veintiún rondas de radiación. Cuando ella dio un paso atrás para cuidar de su salud, sus empleados se encargaron de sacar adelante la empresa. Eso también resultó ser fundamental. Cuando su salud mejoró y se preparó para retomar su trabajo, observó lo que su equipo había logrado. «Reflexioné al respecto», dice. «Si vuelvo a encargarme de mis funciones tal como lo había hecho antes, les robaría las oportunidades para desarrollar su liderazgo que, de otra manera, hubieran tenido». Así que decidió delegar en su equipo las operaciones diarias de la empresa para dedicarse a Rotary casi a tiempo completo.
«No planearía tener cáncer de nuevo», asegura, «pero puedo decir categóricamente que no estaría donde estoy ahora si todas estas cosas no hubieran ocurrido».
Cuando la pandemia de COVID-19 paralizó el mundo en marzo de 2020, Jones acababa de realizar un viaje rotario de un mes de duración, el cual comenzó en la India con motivo del centenario de Rotary, continuó en Nepal para visitar un proyecto emprendido por una becaria de Rotary pro Paz, y concluyó en Nueva Zelanda con el seminario de capacitación para presidentes electos de club del Pacífico Sur. En el aeropuerto de vuelta a casa, empezó a ver a gente con mascarillas, pero aún así pensó que volvería a viajar en cuestión de semanas para participar en una conferencia de distrito en Nairobi (Kenia).
Entonces, de repente, el mundo cambió. «Recuerdo el momento en que escuché que la frontera entre Canadá y Estados Unidos se había cerrado», dice. «Nunca en mi vida me hubiera imaginado escuchar esas palabras».
"Ella realmente me inspira a seguir haciendo lo que hago. Que está bien que sea una líder y que sea una mujer".
Jones y Krayacich se aislaron en su casa de campo en el lago Erie, a una media hora de su casa. «Todavía recuerdo despertarme a las tres de la mañana y encender el teléfono para ver qué estaba pasando. Esa sensación de incertidumbre por la que todos pasamos en ese momento fue horrible».
En ese entonces, Jones era fiduciaria de la Fundación Rotaria. Ella observó con orgullo y asombro cómo los socios de Rotary pronto comenzaron a solicitar subvenciones de respuesta ante catástrofes de La Fundación Rotaria para financiar proyectos de servicio. Pero ella quería hacer más. Anteriormente, había aprovechado sus conocimientos profesionales para planificar grandes eventos de recaudación de fondos para la Fundación, como una partida de golf con Jack Nicklaus en 2019. Por eso, llamó a Mark Maloney, entonces presidente de RI, para plantearle la idea de organizar un telemaratón.
La idea cuajó en cuestión de semanas. Jones recurrió a su amplia red de contactos en el mundo de Rotary y les pidió que enviaran videos. «Quisimos aprovechar lo que podíamos hacer en tiempo real para la gente», dice. «Sí, recaudar fondos era importante, pero sobre todo fue una oportunidad para reunir a personas de todo el mundo y demostrar que somos gente de acción: que aunque todos estuviéramos aislados en nuestras casas, podíamos hacer algo». (Más de 65 000 personas sintonizaron el evento, organizado por el expresidente de RI Barry Rassin y el exdirector de RI John Smarge, y se recaudaron más de 525 000 dólares para la Fundación).
Una de las personas que contribuyó con un video fue Anniela Carracedo. Estudiante de Intercambio de Jóvenes de Rotary en Mississippi en 2019-2020, Carracedo no pudo regresar a Venezuela cuando se desató la pandemia. Atrapada en los Estados Unidos, lanzó Rotary Interactive Quarantine (Cuarentena Interactiva de Rotary), una red mundial para interactianos y estudiantes de Intercambio de Jóvenes. Jones le envió un mensaje en un chat durante una reunión en línea de la zona y le pidió que creara un video sobre la red juvenil para el telemaratón.
Después de eso, la busqué en Google, recuerda Carracedo. «¿Quién es esta persona, y por qué está organizando esto? Se lo conté a mi madre anfitriona y ella me dijo: ‘La gente dice que Jennifer será la primera mujer presidenta de Rotary».
Las dos se mantuvieron en contacto. Nunca se han conocido en persona, pero han establecido un fuerte vínculo. Jones ha intervenido en las reuniones de Carracedo y la invitó a participar en la Asamblea Internacional. Carracedo ha creado TikToks sobre Jones. En una entrevista por Zoom, sostiene su teléfono para mostrar pegatinas alusivas a Jones en WhatsApp. «Supongo que soy su mayor fan», dice. «Ella realmente me inspira a continuar el camino que he emprendido. Que está bien ser líder y mujer. Si ella pudo, eso significa que yo también puedo».
Y Carracedo no es la única que piensa así. Otro TikTok publicado en la cuenta @rotaryyouthnetwork yuxtapone un video de Jones con un clip de audio que afirma: «Ella es un icono, una leyenda y simboliza el presente».
La capacidad de Jones para inspirar va más allá de las mujeres jóvenes. Después de su visita a Los Ángeles, Jones asiste a una cena del Distrito 5170 en el Museo Blackhawk en Danville, California. En una recepción previa a la cena para Donantes Mayores, ella pronuncia un discurso en una exposición sobre el Oeste americano. El ambiente es más tranquilo que el de los seminarios para presidentes electos a los que asistió previamente ese fin de semana. Los asistentes a la fiesta vestidos de lentejuelas hacen cola para fotografiarse con Jones, elegantemente vestida con un vaporoso top color crema y pantalones palazzo con adornos dorados que compró en su viaje a la India antes de la pandemia. «En 2013 supe que algún día sería presidenta de RI. Ella tiene un aura especial», comenta Joe Hamilton del Club Rotario de Cupertino, mezclado entre la multitud.
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Ya es la hora de la cena, y los donantes abandonan el Oeste americano para dirigirse a la exposición de coches clásicos en la primera planta, donde hay mesas dispuestas entre un caleidoscopio de relucientes coches deportivos. El fin de semana pareció un episodio de la serie televisiva The Amazing Race (El gran reto). En las últimas 48 horas, Jones ha tomado dos vuelos, ha intervenido en tres eventos importantes en tres ciudades y ha posado para posiblemente cientos de selfis. («Ahí están los paparazzi; quiero decir los Rotarazzi», bromea Krayacich).
Aun así, Jones, de pie frente a una pantalla negra con su lema presidencial, Imagina Rotary, proyectado detrás de ella, prácticamente resplandece cuando vuelve a tomar la palabra. La guerra en Ucrania se ha intensificado durante este fin de semana, y en su discurso vincula los preocupantes acontecimientos actuales con el poder pacificador de Rotary. Ella dice: «No deben subestimar la importancia de lo que hacen hoy».
Jones llama al escenario a los gobernadores y gobernadores electos y lidera a todos ellos en una emotiva interpretación de la canción «Imagine» de John Lennon en honor a Ucrania. Los asistentes se toman de las manos y se balancean, imaginando el poder de Rotary con Jones al frente.
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Este artículo se publicó originalmente en la edición de julio de 2022 de la revista Rotary.